Martha Ellis Gellhorn Fischell 8 de noviembre de 1908-San Luis-Misuri-USA Febrero 15 de 1998-Londres-Inglaterra |
En el libro, Martha narra importantes acontecimientos y experiencias de su vida viajera, teniendo como telón de fondo de su narrativa, los grandes viajes que realizó como reportera de guerra.
"Se me ocurrió la idea de este libro mientras estaba en una asquerosa playita en el extremo occidental de Creta, flanqueada por un zapato empapado y un orinal herrumbroso". Así inicia su libro, con la intención de mostrar los riesgos y aventuras de los viajes realizados.
"Viajar requiere verdadero aguante, y va a peor. Recordáis los viejos tiempos en que teníamos maleteros y no secuestradores; cuando los hoteles estaban construidos y terminados antes de llegar; cuando los principales gremios no estaban en huelga en el punto de salida o de llegada; cuando nos daban generosas raciones de mantequilla y mermelada para desayunar, no esos diminutos recipientes de celofán y cartón; cuando el viaje era fiable? Y cuando no había que planificar el viaje como una operación militar y reservar con antelación y depósito incluido; cuando el Mediterráneo estaba limpio?..."
"Yo apenas leo libros de viajes, prefiero viajar. Este no es un libro de viajes al uso. Tras presentaros mis credenciales para que creáis que se de lo que hablo, os ofrezco un relato de mis mejores viajes horribles, escogidos de una amplia gama, recordados con ternura una vez superados. Todos los viajeros aficionados han vivido viajes terribles, largos o cortos, antes o después, de un modo u otro. Como estudiante del desastre, me he percatado de que reaccionamos de igual manera ante nuestras tribulaciones: con crispación y amargura en el momento, y orgullo después. Nada mejor para la autoestima que la supervivencia".
Este único libro de viajes resume lo que fue su vida mientras viajaba, y no es el libro clásico de viajes, ya que en él narra con ironía y humor, sin esconder nada, las dificultades y peripecias que se presentan en cualquier viaje. Su narración invita al viajero curioso y sobre todo intrépido, a disfrutarlo al máximo.
SUS HUELLAS...
Nació en una familia de clase media. Hija de George Gellhorn ginecólogo nacido en Alemania, y de Edna Fischell, sufragista y procedente de una familia protestante. Martha asistió a la escuela John Burroughs graduándose en 1.926. Continuó estudios en el Bryn Mawr College de Pensilvania, donde sólo estudió un año, decidida a convertirse en periodista.
Pero Martha Gellhorn no estudió periodismo, y en su ciudad empezó a escribir para The New Republic, abandonando así sus estudios normales.
Empezó a soñar con ser corresponsal en el exterior, esforzándose con sus artículos y buscando cómo alcanzar el sueño, que persistía día a día. Llegó la oportunidad esperada y fue la United Press quien contrató sus servicios para la oficina de París. Partió con su maquina de escribir y menos de 100 dólares, pero sin miedo porque confiaba en sus nacientes habilidades, las cuales desarrollo con cada reportaje y cada experiencia.
Así su vida viajera como periodista comenzó en 1930 en París. Permaneció en la agencia 2 años, perdiendo su trabajo por haber denunciado a un hombre que trabajaba también allí, por acoso sexual.
Su intrepidez para aquella época, dónde no era fácil enfrentarse a estas situaciones por el temor a ser señalada como mentirosa y a las represalias, no le permitió callarse y ser víctima, cómo resultado de una personalidad forjada por la educación liberal y ética recibida en su hogar, lo que la acompañó durante toda su vida y dirigió sus intereses periodísticos y su modo de vivir.
La incómoda experiencia en United Press, no fue una dificultad para continuar viajando y escribiendo para periódicos de París y de St. Louis. También trabajó como reportera de moda para la revista Vogue por no mucho tiempo, ya que lo suyo era informar sobre lo que pasaba en el mundo. Desde Londres informó sobre la Conferencia Económica Universal, en 1933.
Aprovecha la oportunidad que se le presenta en 1933 de viajar a México en el Missouri Pacific Railway, donde pudo entrevistar montada en una escalera, al muralista Diego Rivera, y pudo presenciar el rodaje de la película Que viva México de Serguéi Eisenstein.
Escribe el libro "What Mad Pursuit" en 1934, sobre sus experiencias durante esos cuatro años.
De aquí en adelante, y durante 60 años, sus trayectorias viajeras fueron al infierno de las guerras. Su verdadero interés se convirtió en mostrar los hechos de guerra con veracidad y no ocultar el sufrimiento humano desde la perspectiva de las víctimas.
En ese mismo año decide regresar a Estados Unidos. Por efectos de la Gran Depresión viajó por todo el país, entrevistando a cinco familias por día y redactando y presentando informes acerca de las condiciones de trabajo y de vida de las regiones. Trabajó así para la Administración Federal de Socorro de Emergencia del presidente Roosevelt. Su trabajo fue tan bien fundamentado que logró convencer al presidente Roosevelt de poner más énfasis en sus programas frente a la epidemia de sífilis y a la falta de métodos anticonceptivos.
Después de ser despedida de su trabajo en la oficina de FERA en Idaho por convencer a los compañeros de trabajo de protestar y romper las ventanas del lugar molestos por la corrupción del jefe de la oficina, fue contratada en la oficina de prensa de Eleanor Roosevelt, donde se encargó de los archivos y de la publicación de la columna periodística "Mi día" de la primera dama en el Womens Home Companion.
A partir de estos momentos y hasta la muerte de Eleanor, sostuvieron una amistad que les permitió compartir muchas experiencias personales y mundiales.
Su carácter inquieto y comunicativo la lleva a escribir lo que había vivido de primera mano sobre la situación económica y social durante la Gran Depresión, con un país empobrecido y publica "El problema que he visto", que fue elogiado por críticos mundiales. Fueron su estilo claro y sincero así como sus historias actuales y urgentes, los que le merecieron tal reconocimiento.
Su camino continúa y sus huellas nos llevan a España en 1937. Viajó con la profunda convicción de que informaría sobre la Guerra Civil Española desde la primera línea y no desde las ruedas de prensa, contratada por Collier's Weekly. No viajó sola. El escritor estadounidense Ernest Hemingway, con quien tenia un romance surgido en el Caribe, fue su compañero de viaje. (Posteriormente, en 1940 se casan y cinco años después se separan para no verse nunca más). Durante su estadía en España, conoció en Barcelona al fotógrafo Robert Capa, quien fue su extrañable amigo por muchos años y quien la apoyó en los momentos difíciles de su matrimonio con Hemingway.
En cada viaje que iniciaba tenía la intención de informar sobre lo que ocurría, así implicará sortear con ingenio y tenacidad grandes dificultades que la ponían en las líneas de combate, no detrás de un escritorio donde redactar lo que se contaba lo estaba sucediendo. Fue su estilo obtener de primera mano la información sobre lo que la guerra destruía a su paso. Y su estilo periodístico fue directo, serio y a veces cínico.
En 1933 viajó a Alemania para informar sobre el ascenso de Adolf Hitler al gobierno alemán iniciando como canciller designado por el entonces presidente Paul von Hindenburg. Posición lograda no por elección democrática, porque los votos no alcanzaban para que el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores- Nazi obtuviera la presidencia, sino por la coalición que Hitler propuso con los conservadores como el mejor camino para superar la gran crisis económica de la nación por efectos de la depresión mundial y superar la humillación de haber perdido en la Primera Guerra Mundial. Para Martha Gellhorn, fue una devastadora experiencia profesional que siguió día a día.
En 1938 viajó a Checoslovaquia antes del acuerdo de Munich firmado en septiembre 30 de 1938. Nuevamente Adolf Hitler aparece como parte del grupo de gobernantes de Alemania, Italia, Gran Bretaña y Francia logrando anexar a Alemania, la cordillera Sudetes, que pertenecía a Checoslovaquia, en razón de que la mayoría de sus habitantes eran de habla alemana. Por supuesto otra situación beligerante que Martha no dudó en informar.
Y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en 1939, empezó la corresponsalía desde el hotel Dorchester en Londres, dando comienzo a una serie de recorridos buscando las noticias en la guerra.
En este año recorrió el Caribe una vez se presentó la ofensiva japonesa, con el fin de informar sobre la actividad de los submarinos japonesa
Fue en 1940 que decide escribir la novela A Stricken Fields donde, entre trama y personajes, narra los eventos vividos en este periplo.
Durante los meses de mayo y junio de 1944, Martha Gellhorn se preparaba siguiendo el rastro de la guerra, para realizar una acción que llevó a la primera mujer a evidenciar en las líneas de fuego, el desembarco de Normandía, el Día D. Su esposo Ernest Hemingway llegó en avión al lugar, y Martha lo hizo filtrándose en un buque de asistencia médica y con el pretexto de entrevistar a enfermeras y médicos accedió al interior del barco y se escondió durante varias horas en un baño. En el desembarco ella se unió a médicos y enfermeras ayudando a subir en las camillas a los heridos y fue como logró estar en la zona de combate, lugar negado a civiles, periodistas y mujeres. Hemingway informó desde el lugar asignado por el ejército aliado, aún cuando consiguió su credencial con Collier's con el fin de obstaculizar la corresponsalía de su esposa.
El itinerario de corresponsalía de Martha para informar sobre la guerra, continúo por Finlandia, China, Birmania, Singapur, Java y Londres, en incansable interés de apropiarse de los hechos de la guerra desde el periodismo.
El 29 de abril de 1945, logró llegar con el ejercito estadounidense que tomó el poder del Campo de concentración de Dachau, creado el 22 de marzo de 1933, donde constató y no dudó en informar al mundo sobre la situación indignante que vivieron miles de judíos.
El 20 de noviembre de 1945 asiste a la primera sesión del juicio de Núremberg, donde muchos oficiales nazis fueron juzgados por los crímenes cometidos en la Segunda Guerra Mundial. Informa al mundo sobre los cargos de crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad incluido, por supuesto, el genocidio. Fueron 24 personas y 7 organizaciones acusadas por estos hechos.
La vida de Martha Gellhorn desde que inicia con el trabajo de corresponsal de guerra, transcurre en permanente cercanía al peligro.
En 1958 recibe el Premio O. Henry, uno de los galardones más importantes del mundo que otorga Estados Unidos. Está dirigido a cuentos y relatos breves de elevado mérito. Su tema ganador fue "Un Sickness as un Health". Atlantic Monthy.
En la década de 1960 estuvo en Vietnam informando sobre la situación de la población durante una cruel guerra, donde no dudó en criticar las decisiones absurdas de los presidentes Lyndon B. Johnson y Richard Nixon.
Con frecuencia y como una forma de recargar suÁsu energía, viajaba a África y conoció también a Hawai con el fin de continuar con la práctica del mismo.
Viajó a Moscú con el único fin de visitar a Nadezhda Mandelshtam, escritora y viuda del asesinado poeta Osip Mandelshtam en 1938 en el campo de concentración Vtoraya Rechka. Su visita en los años 60, consistió en compartir con ella sobre sus libros, su historia de vida como nómada cambiando de residencia y trabajo, con frecuencia para evitar ser capturaba y enviada a un campo de concentración, así como de su firme interés de preservar y hacer pública la herencia poética de su marido. Aprovechó para llevarle medicinas, un chal de cachemira, un frasco de Arpége, catorce pares de medias de nailon, mermelada de naranja, grabaciones de Yehudi Menuhin, entre otras cosas importantes para la viuda.
En la década de 1970 viajó a Oriente a informar sobre los conflictos arabe-israelies. En ambos conflictos fue enviada por Atlantic Monthly.
En 1979 estuvo informando sobre las guerras civiles de Centroamérica ocurridos en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras.
Tomada de www.phiquyenchinh.org |
Aún así siguió informando de situaciones como la invasión estadounidense a Panamá en 1989, y en 1995 realiza su último viaje y fue a Brasil para informar sobre la pobreza del país y el asesinato de niños de la calle.
Desestimó la posibilidad de viajar a informar sobre la guerra de Los Balcanes en 1991, ya que su estado de salud era complicado. Fue perdiendo la visión debido a una cirugía de catarata realizada de manera inadecuada en 1990 y la aquejaba además el cáncer.
SUS LIBROS COMO HUELLAS DE UNA INTREPIDA EXISTENCIA
Con 60 años de viajes dedicados a ejercer su trabajo de corresponsal de guerra es importante nombrar otros libros que sustentan ese quehacer periodístico:
Publicación de Rupert Hart Davis Tomado de www.iberlibro.com |
El rostro de la guerra publicado en 1959 por Rupert Hart Davis y después por Editorial Debate, tras 20 años de no ser publicado.
Tomado de @janetsomerville |
"La curiosidad no tiene límites, se acaba con la muerte".
"Pobre de mi, echo en falta los lugares. Estoy muy cansada de los problemas con los criados y la civilización", decía cuando su vida se volvió sedentaria, pero encontraba la alegría en la visita de sus jóvenes amigos viajeros de 20 y 30 años, quienes le contaban sobre sus aventuras.
Poco a poco su vida sedentaria se volvió insignificante para ella, en medio de su cáncer y de su pérdida de visión, que desde hacía un tiempo le impedía revisar sus manuscritos.
Días antes del 15 de febrero de 1998, consiguió barbitúricos y se preparó para morir. Su vida, para ella, ya no tenía sentido, después de años de actividad viajera y periodística.
En 1999, se crea el Premio Martha Gellhorn de Periodismo, instaurado por Martha Gellhorn Trust.
Siguiendo con los principios de la periodista viajera y según su expresión "la vista desde el suelo", el premio se da a un relato de una historia humana que traspase la versión establecida del seguimiento a los eventos y le de luz a temas uentes y escondidos, por la moda predominante deonque es "noticia". Los relatos deben haber sido impresos o publicados en web de renombre en internet.
Publicado por Henry Holt & Company en 2003 |
La primera biografía de Martha Gellhorn fue escrita por Caroline Moorehead "A twentieth-century life", la cual se recomienda para profundizar más en la vida de una reportera de guerra, viajera y escritora que gracias a su intrepidez pudo mostrar un periodismo arriesgado siempre buscando desenmascarar lo inhumado de la guerra.
El libro es escrito por medio de extensas entrevistas, el acceso a documentos y correspondencia, donde abarca muchos países del mundo y casi un siglo de vida.
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