"Lo primero que han de recordar es que un editor no añade nada a un libro. En el mejor de los casos, puede convertirse en la sirvienta del autor. No se les ocurra jamás sentirse importantes, porque como mucho un editor logra que se liberen ciertas fuerzas". Decía Maxwell Perkins a un grupo de estudiantes de un curso de extensión, al que había sido invitado por el editorKenneth D. McCormick, editor jefe de Doubleday & Company.
MAXWELL EVARTS PERKINS - EL EDITOR LITERARIO QUE INFLUYÓ EN EL NUEVO RUMBO DE LA LITERATURA ESTADOUNIDENSE
Nació en Septiembre 20 de 1.884 en Nueva York
y murió el 17 de Junio de 1.947 en Stamford-Connecticut
Imagen tomada de www.britannica.com
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"Cuando no hay nada prometedor en la primera página, difícilmente que haya en lo que venga a continuación. Me encantan las primeras frases. Cuando llegas a la frase final de una buena novela a menudo descubres lo que ya estaba implícito en la primera frase, aunque entonces no pudieras percibirlo". Maxwell Perkins.
Así iniciaba este editor, descubridor de escritores como F. Scott Fitzgerald, Sherwood Anderson, Hamilton Basso, Ernest Hemingway, Taylor Cadwell, Marcia Davenport, Thomas Wolfe, Marjorie Rawlings, Erskine Cadwell, Joseph Stanley, la lectura de los manuscritos que llegaban a sus manos y pasaban a ser editados como libros si aprobaban esta simple prueba.
Estas fueron las lecturas iniciales que hizo el editor de los manuscritos de tres de los autores que marcaron un cambio en la literatura estadounidense:
A ESTE LADO DEL PARAÍSO - F.SCOTT FITZGERALD
Libro Primero
El ególatra romántico - 1. Amory, hijo de Beatrice
De su madre, Amory Blaine había heredado todas las características que, con excepción de unas pocas inoperantes y pasajeras, hicieron de él una persona de valía. Su padre, hombre inarticulado y poco eficaz, que gustaba de Byron y tenía la costumbre de dormitar sobre los volúmenes abiertos de la enciclopedia Británica, se enriqueció a los treinta años gracias a la muerte de sus dos hermanos mayores, afortunados agentes de la Bolsa de Chicago; en su primera explosión de vanidad, creyéndose el dueño del mundo, se fue a Bar Harbor, donde conoció a Beatrice O´Hara. Fruto de tal encuentro, Stephen Blaine legó a la posteridad toda su altura-un poco menos de un metro ochenta-y su tendencia a vacilar en los momentos cruciales, dos abstracciones que se hicieron carne en su hijo Amory. Dutante años revoloteó alrededor de la familia: un personaje indeciso, una cara difuminada bajo un pelo gris mortecino, siempre pendiente de su mujer y atormentado por la idea de que no sabía ni era capaz de comprenderla...
ADIOS A LAS ARMAS - ERNEST HEMINGWAY
CAPÍTULO PRIMERO
Aquel año, al final del verano, vivíamos en una casa de un pueblo que, más allá del río y de la
llanura, miraba a las montañas. En el lecho del río había piedrezuelas y guijarros, blancos
bajo el sol, y el agua era clara y fluía, rápida y azul, por la corriente. Las tropas pasaban por
delante de la casa y se alejaban por el camino, y el polvo que levantaban cubría las hojas de
los árboles. Los troncos también estaban polvorientos y, aquel año en que las hojas habían
caído tempranamente, veíamos cómo las tropas pasaban por el camino, el polvo que
levantaban; la caída de las hojas, arrancadas por el viento; los soldados que pasaban, y de
nuevo, bajo las hojas, el camino solitario y blanco.
La llanura estaba cubierta de cosechas. Había muchos vergeles y, en el horizonte, las
montañas se destacaban pardas y desnudas. En ellas, todavía se combatía y, al atardecer,
veíamos los relámpagos de verano; sin embargo, las noches eran frescas y no se tenía la
impresión de que amenazara tempestad.
POBRE BLANCO - SHERWOOD ANDERSON
CAPITULO 1
Hugh McVey nació en una modesta casita de un pueblo situado al oeste del Mississippi, en el estado de Missouri, un lugar miserable y sucio. Con excepción de una franja de terreno húmedo a lo largo del río, el territorio, a diez millas a la redonda, era en su mayor parte pobre e improductivo. El suelo pardo, arenoso y duro, estaba poblado, en la época de Hugh, por gentes demacradas, de aspecto tan exhausto e insignificante como la tierra que habitaban. Padecían pesimismo crónico. Los comerciantes estaban siempre a punto de quebrar y basaban sus operaciones en el crédito porque no podían pagar nunca las mercancías. Los artesanos, zapateros, carpinteros y guarnicioneros no conseguían cobrar nunca los trabajos que hacían.
Solamente las dos cantinas prosperaban porque cobraban al contado, y los hombres del campo a los que no les faltaba dinero para ello, no podían pasar sin beber".
Sede de la editorial en los años 20. Tomado de www.negritasycursivas.wordpress.com |
Estos y muchos libros más fueron publicados por la editorial Scribner´s, gracias a la disciplina y persistencia de Max Perkins.
Su instinto literario le facilitó reconocer en estos y otros manuscritos, el reflejo de la realidad del país y del mundo en esos momentos, lo que su olfato percibió como temas de interés para nuevos lectores, que podrían verse reflejados en algunas de las situaciones narradas.
Situaciones como la percepción de inutilidad y crueldad de la guerra que generó una época de pesimismo y desconcierto, conviviendo irónicamente con el jazz, al igual que con la presencia de la depresión económica, el liberalismo y el radicalismo que fueron plasmadas en la literatura de estos autores.
La llamada generación perdida (Final de la primera guerra mundial-1918 y la Gran Depresión - 1929) fueron móviles para grandes narraciones y la cosecha de muchos escritores que dieron rienda suelta, no solo a su creación artística sino también a excesos en sus vidas.
La notable labor como editor de Max Perkins, en aquella época en que sus colegas se dedicaban a corregir la ortografía y puntuación de los manuscritos de los autores, lo llevó a consagrarse en la búsqueda y desarrollo de los talentos literarios de los escritores que acompañaba y con quienes trabajaba codo a codo, destacando aspectos que los autores no veían, ayudándolos a estructurar sus escritos y en ocasiones discutiendo con ellos hasta que encontraban el mejor título para sus libros.
Tenia un juicio literario auténtico y sagaz y logró inspirar a los escritores para que produjeran lo mejor de lo que eran capaces."... Porque a fin de cuentas un editor no puede sacar de un autor sino lo que ya existe dentro de él".
"Lo que siento es que la lealtad principal de un editor es con el talento. Y seria muy grave que al final decidiésemos no publicar a un talento de la talla de estos escritores". Perseveraba Perkins en las reuniones del consejo editorial de Scribner´s. "Y así puede llegar el día en que nos quedemos fuera del mercado", continuaba insistiendo para lograr la aprobación de la publicación de los manuscritos.
Con su disciplina y dedicación buscaba saber qué publicar, cómo hacerlo y bien importante, saber cómo alcanzar el mayor número posible de lectores.
Visionario a corto y mediano plazo al identificar historias que harían que la gente leyera los libros, y a largo plazo, posibilitando que los autores descubiertos y apoyados, dejarán huellas y testimonios de tiempos y circunstancias que definieron nuevos caminos no solo en la literatura mundial sino también en nuevas maneras de pensar y percibir la vida.
Él, como casi todos los editores fomentan en los lectores su pasión por los libros, seleccionando los manuscritos que los atraerán a nuevas aventuras intelectuales y espirituales.
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