Nunca fue tarde para viajar. En su pensamiento nunca existió la posibilidad de negarse a conocer el mundo.
Ida Laura Pfeiffer Viena, Octubre 14-1797 Viena, Octubre 27-1858 Exploradora y escritora de viajes Tomado de www.lanacion.com.ar |
LOS PERIPLOS QUE ORIGINARON SUS LIBROS
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PRIMER VIAJE: TURQUÍA, TIERRA SANTA E ITALIA.
Su primer periplo inició el 22 de marzo de 1842, mintiéndole a sus hijos y a algunos de sus hermanos, sobre las razones de su viaje: visitar a unos conocidos en Estambul y haría una peregrinación a Tierra Santa. Surcó el Danubio visitando Estambul y de allí amplió su itinerario hacia Jerusalén, Galipoli, Esmirna, Rodas, Chipre, Beirut, Cesarea y Jaffa. Al regresar a Beirut el 10 de julio zarpó hacía Egipto donde vio la Esfinge y las pirámides de Giza; fue a Suez en camello, visitó Alejandría, El Cairo y el Mar Rojo, cruzó Sicilia y llegó a Viena por Nápoles y Roma.
En este viaje conoció al botánico el conde Friedrich con Berchtold, al pintor de paisajes Hubert Sattler y al artista británico William Henry Bartlett.
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Ida viajó sin lujos y con pocas pertenencias, incluida su daguerrotipos, y se alojaba en casas de familia, conventos o donde le sugirieran hacerlo. Se alimentaba frugalmente.
Este estilo de viaje le permitió estar cerca de las costumbres y personas sencillas de la población, y desde este viaje, sus notas viajeras siempre la acompañaron.
A su regreso, después de nueve meses, organizo sus notas de viajes y fue un amigo suyo que era editor, quien la entusiasmó para que publicara sus experiencias en un libro, aprovechando que la literatura de viajes era muy demandada por los lectores en aquella época.
El libro "Viaje de una vienesa a Tierra Santa", fue publicado de manera anónima (solo sus iniciales, durante las tres primeras ediciones). También editado como "Visita a Tierra Santa, Egipto e Italia". En la primera edición recibió 700 florines, los cuales servirían para financiar su segundo viaje, el cual ya estaba planeando.
"El rojo amanecer de la mañana había comenzado a teñir el cielo mientras estábamos frente a los muros de Jerusalén, y con él la mañana más hermosa de mi vida amaneció sobre mi. Mi emoción fue profunda y poderosa; mi expresión sería pobre y fría".
Al término de su viaje y anotando nuevas reflexiones a las realizadas durante el viaje, comprobó que la idea del peregrinaje no fue solo una excusa que dio a sus familiares. Fue la posibilidad de viajar evitando juzgamientos sociales, propios de aquellos años cuando las mujeres viajaban con sus esposos para hacerlo seguras y sin problemas.
SEGUNDO VIAJE: ISLANDIA Y ESCANDINAVIA.
Tres años después, con el dinero conseguido de la publicación de su primer libro, inició la preparación de su nuevo viaje y mientras organizaba el itinerario estudió inglés y danés. El 10 de abril de 1845, inicia con rumbo a Islandia desde Viena y luego a Copenhague. Allí abordó el 4 de mayo de 1845 el barco el Johann, llegando a Hafnarfjordur costa suroeste de Islandia a los once días. A caballo llegó a Reykjavik y recorrió la zona de Krysuvik. Visitó las Cataratas Doradas y escaló y acampó en el Monte Hekla. De regreso a Copenhague viajó en un pequeño barco de vapor hasta Gotemburgo en Suecia y de allí se dirigió al norte de Noruega.
El 4 de octubre de 1845 regresó a Viena y publicó el libro "Viaje al norte escandinavo y la isla de Islandia.
Entre las diferentes situaciones que narró de sus vivencias en este periplo, recordó: "Cuando era una niña pequeña, ya tenía un fuerte deseo de ver el mundo. Siempre que me encontraba con un carruaje de viaje, me detenía involuntariamente y lo miraba hasta que desaparecía; incluso solía envidiar al postillón, porque pensaba que él también debía haber realizado todo el largo viaje".
A partir de este viaje, Ida comenzó a coleccionar especímenes de fauna y flora de este lugar y de todos los posteriores.
Fue en estos momentos en que Ida descubrió lo que serían a futuro la fuente de ingresos para financiar sus viajes: la venta de sus crónicas viajeras y la de los especímenes que comenzó a comercializar con algunas personas adineradas y donando otros a los museos de Historia Natural de Viena y Londres.
TERCER VIAJE - SU PRIMERA VUELTA AL MUNDO
En 1846 realiza su primera vuelta al mundo. Su itinerario fue Viena, Hamburgo, Rio de Janeiro-Brasil, Chile, Tahití, China, India, Persia, Asia Menor y Grecia.
Durante el periplo logró contar con el apoyo de las autoridades coloniales y de los comerciantes alemanes, ya que era la primera vez que realizaba una trayectoria tan larga.
Partió de Hamburgo en el bergantín danés Carolina, cruzando el ecuador y fue Rio de Janeiro la primera ciudad en la que desembarcó el 16 de septiembre de 1846. Posteriormente con Friedrich con Berchtold viajaron por el río Macacu hasta Nova Friburgo al sur de Brasil. A Valparaíso llegó en la barca inglesa Renwick el 2 de marzo de 1847.
El 9 de julio desembarcó en Macao en China tras haber visitado la isla Tahití.
Durante dos meses después estuvo visitando Hong Kong, Singapur, Sri Lanka e India.
En India dedicó tiempo suficiente para conocer Calcuta, Benarés, Delhi, Bombay este último trayecto en un carro de bueyes, luego Hyderabad y Aurangabad.
El 23 de abril de 1848 partió de Bombay hacia Bagdad donde conoció al príncipe Emam Qoli Mirza de la dinastía Qajar de Irán.
En Irak visitó Babilonia, Borsippa y Nínive. Obtuvo el apoyo del británico residente en Irak, Henry Creswicke Rawlinson y del vicecónsul británico en Mosul, Hormuzd Rassam.
Estuvo en Tabriz - Azerbaiyán y conoció a Bahman Mirza viceregente de la ciudad. Todas estas, experiencias valiosas teniendo en cuenta los lugares visitados por una mujer viajando sola. Para entonces ya había desistido de la idea de viajar en peregrinaciones, ya no era necesario por su experiencia y contactos.
Partió de Nakhchivan en agosto de 1848 hacia Tiblisi para cruzar posteriormente el Mar Negro hacia el Imperio Ruso.
A su regreso en 1852, publicó "Viaje de una mujer alrededor del mundo".
En su narrativa ilustra la pintoresca vista del puerto de Río de Janeiro, pero no se queda en esta imagen que impresionó a tantos viajeros, buscando entender el modo de vida de la población. También se expresa rudamente con relación al descuido de algunos lugares.
CUARTO VIAJE - SU SEGUNDA VUELTA AL MUNDO
A principio de 1851 Ida comenzó a planear y organizar su segunda vuelta al mundo.
Para ello consiguió los recursos necesarios para su cuarto periplo, vendiendo al Museo Real de Viena, muestras botánicas y arqueológicas recogidas en su viaje anterior y obtuvo 300 florines. Además, logró que tanto Carl von Schreibers director de las colecciones de historia natural vienesas, como Josef von Arneth arqueólogo austriaco, consiguieran 1500 florines de financiación gubernamental, argumentando la gran capacidad de Ida para reunir especímenes de diferentes lugares del mundo.
Luego partió hacia Berlín, donde conoció al explorador prusiano Alexander von Humboldt, quien ejerció gran entusiasmo en ella frente a los viajes y la aventura de conocer nuevos lugares.
Su viaje a Berlín era intencionado con el fin de estar más documentada en diversos aspectos. Por ello se reunió con el cartógrafo alemán Carl Ritter, quien era profesor de geografía en la Universidad de Berlín, y aún después de su partida continuó colaborando con él.
También se entrevistó con el paleontólogo Richard Owen, luego de zarpar de Hamburgo hacia Londres. Así mismo, se reunió con el geógrafo Augustus Peterman debido a su experiencia sobre África y con William Bartlett con quién había compartido en su viaje a Jerusalén.
Para marzo 27 de 1851 ya estaba lista para abordar un velero desde Londres hacia Ciudad del Cabo en Sudáfrica en un viaje de cuatro años de duración, en un recorrido por diferentes países.
El itinerario de este periplo desde Londres a Cabo de Buena Esperanza tuvo una significativa variación cuando intentó viajar a Nueva Guinea para ir después a Australia, pero le impidieron visitar ambos países. En cambio, recibió un pasaje gratuito hacia California el cual aceptó sin dudarlo. Sin embargo antes de seguir por este rumbo, se dirigió hacia el archipiélago malayo, permaneciendo por dieciocho meses en las islas de la Sonda donde conoció a los Dyaks de Borneo. Fue de las primeras personas en hablar acerca de los Bataks de Sumatra, así como de los habitantes de las islas Molucas.
Visitó Australia y posteriormente zarpó desde Batavia en julio de 1853, cruzando el océano Pacífico en sesenta días.
Tras recorrer y explorar las tierras de California, visitando Sacramento, Marysville, Crescent City, Santa Clara y San José, se dirigió a América Central. Posteriormente navegó por la costa occidental de América y llegó a Lima. Recorrió parte de Perú, cruzó la cordillera de los Andes y llegó a la planicie de Quitos Conoció el Chimborazo y el Cotopaxi. Navegó por Panamá y cruzó el istmo hasta Aspinwall y posteriormente atravesó el Golfo de México llegando a Nueva Orleans en mayo de 1854. Allí permaneció tres semana y realizó una gira por la región de los Grandes Lagos. Visitó circos, teatros y escuelas de niñas como una forma de involucrarse mucho más con la población.
Pudo así, encontrarse con Washington Irving escritor, con el célebre cirujano John Collins Warren y con el biólogo suizo estadounidense Louis Agassiz.
A su regreso a Viena a finales de julio de 1855, se dedica a organizar sus notas de viaje hasta tener listo el manuscrito de su cuarto libro para el editor.
En 1856 se publica su libro "El segundo viaje de una mujer alrededor del mundo".
En este viaje que realizó en sentido contrario al primero, se hizo más celebre su libro. Logró su objetivo inicial de conocer tribus que no estuvieran contaminadas por el contacto de aquella época. Así logró cruzar la selva de Borneo hasta el territorio de los dayaks que cortaban cabezas y las clavaban frente a los poblados.
Con los bataks de Sumatra que eran caníbales vivió la experiencia para luego contarla. Antes de su llegada supo que habían matado y comido a dos misioneros. Bailaron para ella danzas de bienvenida. Cuando amenazaron cortarle el cuello y los brazos, ella les hablo mezcla de malayo y batak "que no tendrían el mal gusto de comerse a una mujer y menos si es vieja".
QUINTO VIAJE - VIAJE A MADAGASCAR
En mayo de 1857 preparó su viaje hacia Australia, continente que aún no conocía. Así se viajó hacia Berlín, para posteriormente ir a Ámsterdam y Londres. Desde Rotterdam abordó un barco hacia la isla Mauricio donde permaneció varios meses, para finalmente dirigirse a Madagascar desde Ciudad del Cabo. Allá se reunió con el ingeniero civil francés Joseph Francois Lambert, que además era comerciante de esclavos, para ultimar algunos detalles del itinerario que pensaba seguir. Pero otras circunstancias se presentarían.
Ya en Madagascar, ella no sabía sobre el complot en el que estaba involucrada.
Tanto Lambert como su cómplice Jean Laborde unidos a otros europeos, intentaron reemplazar a la reina Ranavalona I de la dinastía Merina, con el príncipe heredero Rakoto, quien era más moderado y quien sería el futuro rey Radama II.
Cuando la reina descubrió el complot, Ida fue considerada tan culpable como los demás conspiradores y fueron expulsados de Madagascar en julio de 1857.
Ida se dispuso entonces desde Antananarivo, capital de Madagascar, ir hasta el pueblo costero de salida escoltada por soldados, atravesó tierras infectadas de malaria durante 53 días.
No se recuperó de esta enfermedad y en la isla Mauricio tuvo fuertes episodios de fiebre. Aún en estas condiciones planeaba viajar a Australia, pero se enferma nuevamente en febrero de 1858. El 10 de marzo viajó a Viena desde Londres y Berlín, llegando a Viena en septiembre del mismo año.
De regreso en Viena, siguió padeciendo de la enfermedad y el 27 de octubre de 1858 murió en la casa de su hermano Carl Reyer.
Publicado en 1861 por su hijo Oscar Pfeiffer |
En 1869 se pública The story of Ida Pfeiffer donde se narran las diferentes situaciones que vivió en sus muchos viajes, así como sus reflexiones frente a lo que vivía y conocía. Se menciona su forma de prepararse para los viajes, la búsqueda de apoyo y conocimiento en diferentes profesionales y autoridades locales, para poder llegar a buen término con sus planes viajeros.
Su diario de viaje siempre la acompañó y posteriormente se convirtieron en libros de viajes, en libros que permitieron el conocimiento de los lugares visitados, de la fauna y la flora y en general de la cultura de cada destino visitado.
A MANERA DE EPILOGO DE SUS GRANDES VIAJES Y AVENTURAS
El atuendo de viajes de Ida Tomado de www.coleccioncisneros.org |
Fueron diecisiete años de viajes continuos desde que inició su viaje a Estambul.
Durante sus primeros periplos, descubrió que debía idearse el tipo de ropa que llevaría a sus viajes, en tanto muchos, según sus planes e itinerarios, sería en lugares con naturaleza difícil, y la ropa de la época no era la más cómoda para estas actividades.
Así que fue este atuendo el que más se adecuaba: El sombrero comprado en Balí, que usaba sobre una hoja de plátano para mantenerse fresca. Los pantalones cortos que le llegaban hasta media pantorrilla, y sobre los cuales llevaba una falda recogida generalmente en las mañanas y la soltaba al final de las caminatas, lo que le permitía moverse fácilmente, atravesar arroyos y fuerte aguaceros. Con solo utilizar la falta habría sido casi imposible moverse con la facilidad con que lo hacia y menos escalar montes.
La red en su mano y la bolsa colgada atravesada sobre su pecho, daba muestras de su permanente interés de coleccionar flora y fauna.
Sus crónicas se traducían y las ediciones se agotaban rápidamente.
Los lectores y editores confiaban en la veracidad de sus textos que en ocasiones se acercaba a la etnografía y a las ciencias sociales, pero siempre trató de no pasar los límites en sus apreciaciones, porque prefería ser vista como una viajera.
En los libros de Ida, los lectores y editores han encontrado una narrativa directa, sencilla y realista. Su estilo fue simple pero de gran fuerza.
Todo no fue un éxito en sus viajes y tuvo que experimentar reacciones físicas y emocionales ante las tierras y poblaciones que visitaba, como asombro o desagrado, respiración dificultosa en lugares en las alturas, pero era parte de su experiencia.
"Habrá quienes piensen que hice un viaje tan largo por vanidad. Lo único que puedo decir es que el que así lo entienda debería emprender una aventura como la mía para convencerse de que nada, salvo un interés natural por viajar y un deseo irrefrenable por adquirir nuevos conocimientos, podría ayudar a una persona a superar las dificultades, privaciones y peligros a los que he estado expuesta". Ida Pfeiffer
En otra ocasión cuenta: "Mis amigos intentaron en vano disuadirme de mi propósito dibujando con los colores mas realistas las dificultades que me esperaban en aquellas regiones, cuestionando si tendría la fortaleza física y mental para afrontar los peligros, las enfermedades, el clima, el ataque de los insectos o la mala alimentación. El hecho de que una mujer pudiera aventurarse a solas y sin protección a recorrer el mundo, cruzando mares y montañas, era considerado absurdo". Ida Pfeiffer
A sus 50 años ya había recorrido la tierra. Durante dos años, sola y sin dinero cruzó el Atlántico, convivió con indios de Brasil, pasó por el cabo de Hornos, atravesó el Pacífico. Navegó por el Ganges, presenció la revolución xenófoba de China, y por Asia Central viajó de caravana en caravana. Posteriormente repitió la hazaña de cada viaje anterior, escogiendo nuevas rutas.
Se valió de diferentes medios de transporte para lograr su cometido, sin importarle la calidad de estos ni las incomodidades que pudieran proporcionarle.
Ida Pfeiffer contempló todo en su camino, a veces confundida, perpleja o impasible, y nunca dejó de sorprenderse de lo que los diferentes rincones del mundo le ofrecían.
TRAS SUS HUELLAS... encontramos una mujer del siglo XIX que dejó más que sus libros.
Barco Ida Pfeiffer |
Universidad de Viena |
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