En la revisión de este importante actor del mundo de los libros, este artículo tomado de Diariosur.es, y quien habla del tema, con la experiencia que le dan sus años en este sector y con su librería Rayuela, Juan Manuel Cruz, librero.
"Libreros que aconsejen,
mantengan viva la llama de la lectura, dediquen un tiempo a comentar con el
cliente cómo están las cosas, aunque eso al final no facture. Y encima sonrían
aunque no compres un libro.
Librería Rayuela de
Málaga: Un librero NO es un sabio, sino un hilo conductor entre los
conocimientos que guardan los libros y los nuevos lectores y curiosos ávidos de
ese conocimiento
Desde hace varias décadas se viene
oyendo hablar de la “muerte del libro” en formato papel, y por tanto de uno de
los oficios directamente relacionados con él: el oficio de librero. En los más
de 37 años que llevo dedicado a esta profesión, han sido varias las veces que
ese pronóstico se enunciaba como una realidad ineludible e inmediata. Y también
varias las veces que ese augurio no se ha materializado.
Hoy día, ese discurso
vuelve a resurgir por la aparición e implantación de los nuevos formatos de
lectura, los e-readers o dispositivos de lectura electrónicos. No cabe duda que
ese nuevo formato está implantándose a un ritmo rápido y con una acogida cada vez más favorable entre los
lectores. Sin embargo su utilización sigue siendo desigual entre los diferentes
países y minoritaria en el nuestro, aunque no sabemos por cuánto tiempo. Y ese
es uno de los retos que este oficio tiene que superar, el de adaptarse a los
cambios tecnológicos y de formatos que se están produciendo y se producirán en
el futuro.
Nuestra principal misión es
atender lo mejor posible a la demanda de información bibliográfica que nos
solicita el lector. NO se trata de “recomendar” lo que a nosotros nos gusta, sino lo
que el lector necesita, utilizando tanto el conocimiento y bagaje personal como los
instrumentos que en cada momento estén a nuestro alcance.
En este sentido, los distintos
suplementos culturales que los medios de comunicación han incorporado, son
también un instrumento muy eficaz para nuestra actualización. La reseña y
comentarios de libros en la prensa diaria, así como en radio y otros medios,
son de gran ayuda, ya que nos aportan una opinión crítica acerca de los libros,
aunque en ocasiones esa crítica sea también discutible ya que los principales
medios de comunicación son parte de holdings empresariales de los que a
su vez forman parte las principales editoriales, y eso les hace a veces perder
objetividad.
Y, por supuesto, la
relación con el editor es también muy importante. En definitiva es el editor quien decide
si un texto ve la luz o no, quien da forma de libro a un conjunto de textos e ideas
que aporta el escritor. Lo que le convierte en un actor de primer orden, en un
eslabón fundamental para salvaguardar la veracidad de los contenidos y ponerlos a
disposición de quien los necesite, plasmados en ese objeto mágico que es el libro.
Por eso, la relación entre
editor y librero debe ser de profundo respeto entre dos oficios que se complementan
en la tarea de la difusión del conocimiento y la cultura.
Vivir tan directamente
relacionado con los libros y el conocimiento no es inocuo. Muchos libreros sucumbimos
al deseo de compartir activamente nuestra pasión por las ideas y el conocimiento
y hacemos (o lo intentamos) de nuestras librerías un lugar de encuentro de las
diferentes manifestaciones de la cultura. Un lugar donde el debate y el contraste de
ideas sean el principal garante de la pluralidad que cada uno de nosotros
llevamos en nuestro interior.
En todos los años que he
estado relacionado con el mundo asociativo de las librerías, he tenido la
suerte de conocer a muchos libreros que llevan a la práctica este planteamiento.
Tertulias, cuenta-cuentos, presentaciones, micro-teatro, etc., se han ido
convirtiendo en los últimos años en actividades muy presentes en cada vez más librerías.
Incluso alguna que ha dado un paso más, como el caso de Centro de la Cultura, de
Tenerife, que entre su actividad hace años que aporta una emisora de radio con
una especial preocupación por la cultura en toda su programación. Muchos
ejemplos y muy diversos que dan muestra de la diversidad y compromiso de los
libreros con la cultura.
El librero ante los nuevos retos
La crisis económica que nos
afecta, está teniendo un efecto pernicioso en el mundo de la cultura y en el
del libro en particular. En los últimos 5 años se ha perdido aproximadamente el
40 % de la facturación y el 35 % del empleo que generaba el sector. Un sector
del Libro que, a pesar de todo, sigue siendo el que más aporta al volumen
económico que suponen las empresas culturales españolas (aproximadamente un 1,5
del PIB) y con una presencia en el exterior muy importante.
Pero esa aparente fortaleza
se ha diluido rápidamente con el azote de esta crisis económica que ha puesto a
la cultura, y a los libros, en un lugar “prescindible” dentro del gasto cotidiano
del ciudadano. Tras los años de consolidación de la democracia en España, que
supuso un considerable esfuerzo de inversión en políticas culturales y
educativas, hemos pasado al “casi nada” como única alternativa política de nuestros
actuales gobernantes.
Y por si fuera poco, como
empresas y comerciantes que somos, nos enfrentamos también a un cambio en los
“usos y costumbres de consumo cultural”. La aparición y expansión de los nuevos
gigantes de Internet está provocando que, con una facilidad inusitada, los
usos de consumo cultural, en lo que respecta al libro, se hayan derivado hacia éstos.
Ni tan siquiera el saber que ninguno de ellos tributa nada en España, parece ser
obstáculo a su progresiva expansión. El atractivo que suponen para el consumidor,
y los nuevos servicios que ofrecen (a pesar de sufragarlos con esa falta
de tributación) son un acicate contra el que estamos tardando en reaccionar.
¿Seremos capaces de superar
esta situación? Si queremos lograrlo tendremos que idear nuevas fórmulas sumadas a las
ya tradicionales de nuestra profesión:
-Adaptación de los horarios
comerciales a las nuevas demandas de la sociedad.
-Mejorar el trabajo
asociativo para poder ofrecer servicios que individualmente no podemos.
-Consolidar las herramientas
digitales necesarias para competir potenciando el uso compartido de las
mismas y buscando nuevas alianzas con los que hasta ahora eran “Grandes”
y que se han empequeñecido también ante el empuje
de los gigantes de Internet.
-Ampliar nuestra oferta a
otros productos complementarios que supongan un punto
de equilibrio en nuestra economía.
Estas son algunas ideas
que, pienso, tendremos que abordar si realmente queremos tener alguna oportunidad de
superar la mala perspectiva que tenemos. Yo tengo confianza en nuestro sector
ya que siempre ha sido muy activo en la mejora de nuestros servicios y en la
implantación de la tecnología en nuestro quehacer diario".
Juan
Manuel Cruz
Oficio de Librero
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